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Uno del Pueblo
Fotografías: Juan Moya
Libre y sin prejuicios, desde el romanticismo o tal vez el pensamiento ácrata, regresa a los ruedos el torero daimieleño Luis Miguel Vázquez. La mente inescrutable de un torero tal vez no esté sujeta a criterios o juicios populares ajustados a lo convencional.
Siempre han proliferado casos de toreros que temporadas después de la retirada decidieron reaparecer. Antoñete, Ponce, Ortega, Morante, El Cid, Ferrera, José Tomás…, nos dan fe de ello. Ni es el primero Luis Miguel ni será el último que opte por la reaparición.
Con otro poso en su cabeza y la idea clara de su tauromáquia, nuestro matador de toros -oficio marcado para siempre-, volverá a vestir luces y a utilizar franelas desde muñecas singulares que estamos deseosos verlas en movimiento, meciendo sensaciones sentidas para él y quienes ocupemos tendido. El modo y el estilo propio, a Luis Miguel no se le ha olvidado, porque lo lleva dentro, es un don con el que fue parido, por eso es torero.
Sorpresa para la mayoría este anuncio del de Daimiel, pero a la vez ilusión que se despierta, también reaparece, entre viejos rockeros que nunca mueren, ni en el ruedo ni en los tendidos, habrá más canas en “to” lo alto, pero impregnadas de ilusiones renovadas que nos impulsan de modo imprevisto, se nos remueve el sillón para volver al tendido almohadilla en mano.
El saber y el sabor de la madurez, a buen seguro nos hará volver a paladear el pellizco con regusto de Luis Miguel Vázquez.
Ojalá el regreso de nuestro paisano vaya acompañado con esa “música callada del toreo” que bien encierra en su interior. El calor y acompañamiento que siempre dispensamos sus fieles, volverá a sentirse en los tendidos. La ilusión es contagiosa. La tuya y la nuestra.
No estarás solo.
