DE COREOGRAFÍAS Y BAILES VARIOS

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Paki García Velasco Sánchez

Esto del calor y sus efectos se me está yendo peligrosamente de las manos. Si hace unas semanas ya tuve aquel inolvidable episodio de “las voces misteriosas” (que resultó ser mi móvil con independencia propia), hoy he dado un paso más allá, he rizado el rizo, me he hecho un moño con él y lo he rematado con brillantina de colores jajaja. La verdad es que no se si esto será una insolación crónica a causa de los cuarenta y pico grados que llevemos arrastrando estos últimos días, o sencillamente, es que voy a mutar en un personaje de dibujos animados o en su defecto, de comic de humor.

Y es que el calor ya me tiene tan pasada de vueltas, que hoy he alcanzado un nuevo hito en mi carrera de desvaríos y torpezas veraniegas. Pues resulta que al ir al médico a recoger el papelico para hacerme una ecografía, no se me ha ocurrido otra cosa que decirle a mi amiga Carmen que me diera la cita para una coreografía que tenía pendiente. Así, ¡con toda la naturalidad del mundo!, lo que viene siendo un detallito sin importancia… vamos, como una bomba nuclear jajaja… como si en vez de ir a que me miren las tripas fuera a ensayar un rato con la Beyoncé.

Y claro, después del ataque de risa por parte de ambas, me quedé pensando: ¿Te imaginas que si además de tener que ir con la panza llena de agua, para hacernos dicha prueba, tuviéramos que aprender a ejecutar una coreografía molonga?… que todo sea dicho de paso, ya que vas a hacerte el examen con el baile de San Vito y a ritmo de samba en tol cuerpo (porque te estás meando viva), solamente nos faltaría tener que dar brincos, danzar y dar volteretas para que te aprueben la susodicha prueba jajaja, ¡sería demasiado!! Oye, ¡que quien sabe!, incluso a lo mejor sacábamos hasta buena nota con notable alto en expresión corporal.

En fin… yo ya no sé si necesito un sombrero con aire acondicionado continuo o directamente una sombra permanente con psicólogo incluido.

Pero ahí no queda todo, noooooo, ¡claro que no!, porque esto no es un episodio suelto en mi vida, que va, esto da más bien para una saga entera escrita para Netflix.

Total, que salgo yo tan digna del Centro Médico (con mi coreografía imaginaria bajo del brazo y los ojos arrasados en agua de la panzá a reír que me he metido anteriormente), y me voy pa la Plaza a hacer los recados diarios como si aquí no hubiera pasado nada.

Y como (todo sea dicho de paso), soy oficialmente un imán para lo surrealista en este tiempo estival y bochornoso, no se le ocurre a un saltamontes otra cosa que lanzarse en plan kamikaze contra mí y meterse directamente en mi pinrel, ¡si señores!! directo a mis garruños se ha ido el muchacho. Hoy que me había puesto las sandalias con los dedillos al aire para que los pobres disfruten de las vistas y respiren un poco en plan libertad, va y me pasa esto. Como seguro os imaginaréis, el susto que me he llevado ha sido de campeonato, aunque te digo una cosa, seguramente el del bicho tampoco ha debido ser pequeño, porque si mi grito no lo ha dejado tontolabo del tó, es porque estaba más sordo que una tapia el pobre jajaja. Vamos, que aquí podríamos adaptar la frase: “casi ná lo del saltamontes, y lo llevaba en la chancla” jajajaja

Y es que no os figuráis que espectáculo he montado a los pies de nuestro queridísimo Olivo. Porque claro, tenía que sacar al bicho de mis quesillos, más que ná para no espachurrar al pobre y que a mí no me diera un parraque allí en medio. Por lo que no se me ha ocurrido otra cosa que levantar la pata y zarandearla en el aire… joer, menuda Jota (pero no manchega no), Jota maña me he bailao allí mismo, en medio de la Plaza con público y tó.

Los que por allí pasaban se han quedado alucinaos con mi agilidad al dar saltos y brincos ¡ni la Nadia Comaneci en sus mejores tiempos, vamos!!

Tal ha sido la cosa, que, mientras yo (derrochando estilo), con el pie en el aire estilo Tai Chi flamenco, el saltamontes agarrao a él con desesperación, y mi pelo pegado a la cara cual cortina de ducha con los sudores que me estaban dando, la gente que por allí pasaba, me palmeaban, me vitoreaban, incluso alguno me ha soltado ¡OLE OLÉÉÉÉÉÉ AHÍ ESA ARTISTA!! como si aquí una fuera la compañera de bailoteo del Joaquín Cortés en plena Feria de Abril… oisssss, sólo ha faltado que al final del bailoteo pase el sombrero para sacarme unos eurillos pa una caña bien tirá jajaja. ¡Olé yo y mis reflejos de gacela loca!!

Al final, contra todo pronóstico y más drama que una telenovela, todo ha terminado bien, y el pobre bicho (que, entre susto, traqueteo y falta de dignidad, no sabiendo ya, si era animal, vegetal o espíritu en tránsito), en uno de los meneos salvajes, se ha soltado del dedillo al que estaba agarrao, y ha salido pitando como alma que lleva el diablo con su dignidad apenas colgando de un hilo. Me imagino que seguramente se habrá ido a poner el culo en otro sitio donde esté más tranquilo y el suelo no se mueva tanto. ¡Menuda aventura para la pobre criaturica!!

Y hasta aquí las crónicas veraniegas por hoy. Porque, que queréis que os diga, soy un caso, una mezcla explosiva entre show andante y arte contemporáneo en movimiento con estilo propio, único e inconfundible. Lo importante de todo esto (y casi milagroso), es que el pobre bicho ha logrado salir por patas e ileso, aunque probablemente “traumao” y sin pizca de dignidad, pero vivo, que ya es bastante, haciendo con ello, que todo quedase como una anécdota más en este tórrido verano que no da tregua, ni respiro y que, para colmo, no muestra ni una triste señal de querer terminar.

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