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Uno del Pueblo
Momento histórico que nos ocupa. Estamos en plena juventud de la ancianidad, historia que tú hiciste, historia por hacer, porque nadie resiste tus ganas de crecer. Vencer, ya nos da igual.
Saldrán o no las estrellas, pero es seguro que fluyen los recuerdos. Y a todo esto, yendo y viniendo al gimnasio o a las largas caminatas matinales, porque cuerpos ya jubilados no se resisten a papel de “revisaobras” “apescaos” en la valla. Vaya valla…

Estamos en la flor de la juventud de la ancianidad, somos los mejores. Lo mismo filosofamos acerca de la lingüística, que del dialecto local, o del equipo de Luis de la Fuente en la Clasificación para el Mundial.
Bendito, bendito, las expresiones daimieleñas que nos vienen a la mente a partir del tercer “chato”. Es un no parar de dichos, dimes y diretes que marcan dialéctica “chucha”, que no está al alcance de todos.
Y entremedias, Manolo Lama recomendando Energisil, bueno para la testosterona, te “paece” a tí…!

Y sin olvidar el papel de abuelos, garantía gratuita para descendencia actual, sin necesidad de pagos extras para nurses o asistencias domésticas que descuadran economía mensual. Y abuelidad que aporta positivos efectos, vínculo invisible entre nietos y abuelos que refuerzan consanguinidad.
Abuelos maravillosos, guardianes de la historia familiar, que pasan de ser padres a sabios prehistóricos, pero todo ésto en torno a los sesenta, no vayas más allá.


Que ya no se van de disco, pero se van de farmacias, hay que regular azúcar y tensiones. El caso es que a veces nos sentimos jóvenes, aunque al rato no sé qué te iba a decir… ah, sí, que tengo que ir a la guardería a recoger a mi nieta, mientras la abuela sesentona baña a la perrilla, la de ellos, que los chiquetes se han ido al concierto del Bernabeu y hasta mañana no regresan.
Y entremedias, eso sí, vamos chapurreando inglés, que hay que ayudar en los deberes…
Eso, exactamente eso, es lo que experimentamos las nuevas generaciones de jubilados, quienes aún estamos distantes de que se nos vaya la olla, incluso con olvidos que, vai que lecas, que no logramos controlar…


Esto es lo que hay. Tiempos modernos donde todos somos jóvenes, siendo nosotros la juventud de la ancianidad.
Y a ver qué hacemos…!
Y sin solucióonn…!
