LA “PASIÓN COLORÁ” SE DESBORDA EN DAIMIEL

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Uno del Pueblo

Fotos: Juan Moya

El sábado 18 de Octubre de 2.025, no fue un sábado más. En tiempos pasados, no ha mucho, las aguas desbordadas del Azuer inundaban hasta la convergencia de la calle Arenas y la calle Nueva, donde en la actualidad se encuentran las instalaciones de Cruz Roja y el emblemático “El Torillo”, lugar de concurrencia social daimieleña. La Cruz Roja de hoy día, era espacio de la Ermita de la Vera Cruz, edificada por “Cofrades Coloraos”, allá por el 1.575, cuatro siglos y medio atrás…

En esta fecha inolvidable para Daimiel, en 2.025, se produjo otro desbordamiento, tal vez imprevisto, pero en el fondo deseado. La Pasión Colorá” se desbordó en Daimiel al paso de la Magna Procesión, Procesión Extraordinaria organizada para celebrar este Acontecimiento único, 450 años desde las actas regias de Felipe II dando fe de la existencia de “Los Coloraos”, aquellos cofrades de túnica blanca traspasada por el rojo encarnado de la sangre originada por flagelos sobre espalda, hasta hacer fluir plasma al rojo vivo, que tornaba el color del hábito, del blanco al rojo, coloraos”.

Cual corriente natural humana, llegaron centenares de daimieleños y personas de otras poblaciones para confluir en el punto reseñado, arropando con su presencia tan Magno Acontecimiento, momento conmovedor, el Encuentro entre el Cristo de la Columna y la Virgen de la Amargura, de manto verde y emotivos recuerdos para muchos de los presentes.

El grupo Staccato, violines y piano, de Tarancón, interpretó al unísono con la Banda de Cornetas y Tambores de “Los Coloraos”, una obra musical, “La Pasión” ajustada para tan solemne momento. El director musical de la agrupación daimieleña, Juan Carlos Martín – Consuegra, aportó esfuerzo extra para la perfecta ejecución musical. Ambiente de emoción contenida entre las almas presentes, silencios de respeto y aplausos desde el sentimiento espontáneo, todo ello del modo más natural y desde una sincronización perfecta en la imaginaria Ermita de la Vera Cruz. Sublime y bello el Encuentro en la Cruz Roja, conmovedor y pleno de nobleza “colorá” en simbólico lugar, con emoción intensa que hicieron fluir lágrimas incontenibles, allí y en otros tramos del desfile procesional.

Digno de reflexión el hecho de ver a todo un pueblo en la calle, tras la estela del Flagelado y la Amargura, “nazarenos de todos colores al lado de Cristo caminan humildes”, que canta el gran Carlos Redondo. Nazarenos sin hábitos, de traje y corbata alzando a cara descubierta o simplemente a pie de acera marcando quien es quien, orgullosos de lo que somos y estamos haciendo, a cara descubierta.

Nunca se vió la calle Nueva poblada en ambas orillas de daimieleños de “tos los colores” en recorrido hacia la Cruz Roja. Todos se identificaron con la “pasión colorá” en su 450 Aniversario, especie de virus benigno daimieleño que cada vez se contagia con más frecuencia.

Tarde noche espléndida, toda la candelería de estreno encendida, junto a violeteros y el entusiasmo desbordado del pueblo de Daimiel hacia Los Coloraos”. Emociones nunca antes experimentadas por “chuchos” y “borregos”. Hermandades afines a “La Columna” o “La Amargura”, también acompañaron en la comitiva religiosa, desplazados desde Bolaños, Manzanares, Tenerife, Sevilla -representante de la Banda de las Tres Caídas-, Pedro Muñoz, Ciudad Real, Herencia, Moral de Calatrava, Campo de Criptana, Torralba y Valdepeñas.

Todas las Hermandades estuvieron en la calle, acompañando además en el protocolo de la Procesión Extraordinaria de “Los Coloraos”. Detalle elegante por parte de la Hermandad del Santísimo Cristo del Sepulcro, en su sede central en la calle Nueva, al lado de la oficina de nuestro amigo Víctor, ilustre daimieleño que habrá disfrutado al contemplar el Sepulcro en la puerta abierta de par en par, en señal de respeto y hermandad hacia “Los Coloraos”, sus amigos de siempre. Imposible contener las lágrimas en este momento.

La marcha “Cristo de la Buena Muerte” interpretada por la Banda de Música Municipal a su paso por la Plaza de España, esbozó un guiño de complicidad hacia “Los Capuchinos”, Hermandad que en fechas anteriores procesionó a su vez en cortejo especial conmemorativo de su 75 Aniversario. El compositor y Director de la referida marcha, Pedro Francisco Sánchez – Valdepeñas Pozo, a su vez Director de la Municipal de Daimiel, marcó ritmos, marchas y musicalidad apropiada para cada momento del Magno Desfile.

Solemnidad, emoción, devoción, cristianismo de a pie por las calles de Daimiel, a tope de personas que firmaron con su presencia una jornada inolvidable en la historia cofrade de nuestra ciudad. El Cristo de la Columna procesionó portado a costal, más de seis decenas de costaleros originarios de Daimiel unos, y colaboradores desprendidos de otras poblaciones cercanas otros. Aplausos sinceros, espontáneos, de los de verdad, para el grupo de generosos costaleros de la provincia.

Costaleros de Ciudad Real, Bolaños, Almagro, Socuellamos, Puertollano y Valdepeñas desfilaron al de La Columna sobre trono cedido por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Caridad de Ciudad Real. Para ellos, nuestro agradecimiento eterno. La Virgen de la Amargura realizó el recorrido en andas, sobre los hombros de mujeres y hombres de Daimiel, hermanos de la Cofradía que habitualmente cada Jueves Santo procesionan a la Titular.

Varias petaladas se produjeron a lo largo del recorrido, que no pudo contar con la colaboración de Ricardo Fernández del Moral, aquejado en su voz. Lástima por esta ausencia, “colorao” de cuna y artista forjado a sí mismo. Detalle del Cristo hacia Julio Martín de la Sierra al paso por su domicilio. Sobran razones para ello.

Cuatro horas y media de recorrido ceremonial y solemne. Histórico acontecimiento sacar a costal por vez primera en Daimiel un paso tan significativo en la ciudad como el Cristo de la Columna, Titular de “Los Coloraos”.

Generaciones anteriores a la nuestra, daimieleños de raza, hicieron llegar hasta nuestros días los hechos e historia de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna y María Santísima de la Amargura.

Es de obligado cumplimiento por nuestra parte mantener la tradición, generación tras generación y mantener recuerdo eterno a quienes nos precedieron.

Mereció la pena llegar a este momento. Los “Coloraos” se lo han “labrao”, se lo han “currao”, en argot moderno, como aquellos originarios jornaleros que plantaron raíz y dieron sentido a esta Historia, conmemorada y celebrada el sábado 18 de Octubre.

Los desvelos de Carlos, Presidente, y su Junta, alumbraron un espectacular acontecimiento en nuestro pueblo. La vena artística de Alicia Molina, sus compañeros directivos y demás colaboradores anónimos, pusieron en escena un espectacular acontecimiento, religioso y popular, que será difícil olvidar.

Reconocimiento y admiración para esta Junta Directiva, que así lo quiso el destino, organizaron este 450 Aniversario de la Hermandad, efeméride que quedará para la posteridad.

Sin capiruchos ni túnicas, a cara descubierta, los nazarenos “coloraos”, trajeados y plenos de nobleza y raza “colorá”, aportaron “pasión colorá” desde su juventud y sentimiento; el futuro de nuestra Cofradía, está asegurado. Claridad de ideas, belleza estética, junto a madrinas elegantes de mantilla, orden y concierto. Todo se conjugó a favor de la Procesión Extraordinaria, templanza meteorológica oportuna, los astros de nuestro lado, nada podía fallar.

Así se hacen las cosas, para honor y gloria de nuestra Cofradía, para honor y gloria de Daimiel.

Jornada inolvidable en la historia de nuestra ciudad.

¡Que vivan “Los Coloraos”, que viva el pueblo de Daimiel!

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