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Por Daría Loke Fuera
– Buenos días.
– Buenas tardes.
– Veo que actúa con sutileza.
– Es mitileza, es lo que tiene.
– ¡Acabáramos!
– ¿Tan pronto?
– No, era una expresión.
– ¡Qué impresión!
– Me deja usted sorprendido.
– Prendido, ya sabe…
– Acicalado más bien.
– Bah, cuestiones meniales.
– Como el pecado menial.
– O servil… y cruel.
– Servil y protegel.
– Protegel de baño.
– Ha dado usted en el clavo.
– Ha sido sin querer.
– Son las cosas del querer.
– Querer o no querer…
– Esa es la cuestión.
– ¿Cuál?
– Aquella, aquella que se mueve.
– Son más de nueve.
– Nueve eran tres, las hijas de Elena.
– Pero ninguna era buena…
– Bueno, es que me saca de quicio.
– Pues tenga cuidado con la puerta.
– Es un vicio que tengo.
– Será entonces autoservicio.
– Ha dado usted otra vez en el clavo.
– ¡Qué esclavitud!
– Sí bwana.
– ¡Qué sumisión!
– Sumisión imposible.
– La suya.
– Ya empezamos.
– No, no, estamos terminando.
– Y como no dijo el autista de Hamelin.
– ¿Qué dijo?
– No dijo nada.
– ¡Sapristi!
– Buenos días.
– Buenas tardes.