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Uno del Pueblo
Fotografías: Javi Valiente y diversos medios.
Resulta difícil para el cronista relatar con objetividad una crónica taurina cuando los factores toro – torero no terminan de cuajar. Nuestro paisano Carlos Aranda, no se alió con la diosa fortuna en el sorteo mañanero. Su primer oponente, de trapío imponente, resultó un descastado y sin raza que pocas opciones dio al torero. El daimieleño trasteó como pudo ante el de 573 kilos que ni embistió ni dio juego en ninguna fase de la lidia. Cuando se está más placeado, es posible aplicar recursos cara a la galería, pero Aranda lo despachó ante la imposibilidad de sacar mejor partido al astado, siempre con la cara alta, sin humillar, sin recorrido y sin ná de ná. Palmas al torero y pitos al morlaco en su arrastre.

Ya en su segundo, Carlos recibió con verónicas y media de buen corte. Tras dos entradas al caballo, el animal prometía. Dos tandas por la derecha y un buen de pecho fueron lo mejor del torero de Daimiel, que lo intentó por naturales sin lograr transmitir a los tendidos ante un toro que vino a menos, después de varias intentonas del torero, siempre voluntarioso pero sin cuajar tandas con olés vibrantes.


Varios pinchazos sin acierto y el poco tino con el descabello, pusieron nervioso al respetable tras escuchar dos avisos. Finalmente el burel dobló y respiramos todos. Silencio de una plaza, cubierta en casi sus tres cuartas partes.
Alejandro Peñaranda se midió ante un toro de más de 600 kilos, dejando en la plaza poso de buen toreo pero sin cuajar con rotundidad, aunque con tandas por ambos pitones que gustaron a los manchegos llegados desde diversos ambientes taurinos de la provincia, clásicos que coincidimos por aquí y por allá.

Su segundo, quinto de la tarde, hizo su aparición con tanto brío que fue a estrellarse frente al burladero de toriles, siendo apuntillado. El sobrero de Escribano Martín, también de gran trapío apretó en varas, pero todo quedó en espejismo. Pocas posibilidades ofreció al torero, que optó por cortar por la brevedad ante el nulo juego del astado. Buena estocada y sentida ovación.

Samuel Navalón abrió la Puerta Grande después de cortar dos orejas a su primero a quién recibió con dos largas cambiadas de hinojos. Volvió a transmitir a los tendidos, iniciando faena desde el tercio con repetidos pases cambiados por la espalda, continuando faena en buen corte y mucha transmisión al mejor toro de la tarde. Valor y entrega del joven Valenciano en todo momento, con aroma y percepción de torero de altos vuelos, el tiempo nos lo irá diciendo. Se volcó el tendido con Samuel, quién recetó un espadazo fulminante que bien le valieron las dos orejas.


Ante el que cerró plaza, Samuel Navalón volvió a lucirse, con toreo propio de maestro cuajado. Muletazos de buen fuste, con entrega y ganas del espada, siempre en las cercanías de su enemigo. El nombre de este torero hay que anotarlo en la agenda, sin in más lejos el día 30 en Daimiel ante los de Adolfo Martín. Apunta alto Samuel Navalón, a quien la suerte en el sorteo también le acompañó. El mal uso de la tizona dejó su buena actuación en fuerte ovación, tras recibir un aviso.
Nuestros mejores deseos para Carlos Aranda frente a sus próximos compromisos.