VOCES DEL MÁS ALLÁ … (o más allá de las voces)

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Paki García Velasco Sánchez

Hace unos días, cuando anunciaron que el pasado domingo y en el programa de misterio Cuarto Milenio iban a hablar de nuestro pueblo y de sus brujas, me vino a la mente una experiencia “sobrenatural” que quiero compartir con vosotros, ya que al volver a recordarla, no he podido evitar que se me escape una sonrisa… y es que fue tan peculiar que merece la pena revivirla.

Y es que a veces, una solamente quiere ir a comprar el pan, así, tranquilamente, pero por arte de magia se alinean los astros y acabas protagonizando tu propio episodio de uno de esos programas de misterio que tanto nos gustan. Esta crónica de despiste, muy mío, por cierto, no tiene desperdicio ninguno… ¡Vamos al lío!

Imaginaros la escena: después de coger el pan, iba yo tan pancha por la calle (¿feliz?), hombre, no mucho porque con este calorcillo que tenemos últimamente y el sol arreándote en las costillas todo el rato, pues más bien diría que iba reposadamente pasito a pasito y un poco aparraná. Cuando de golpe y porrazo empiezo a oír unas voces misteriosas, pero misteriosas de verdad eh, vamos, como de ultratumba, como si vinieran directamente del abismo de una reunión secreta de demonios en prácticas o en su defecto de fantasmas del más allá.

Bueno, total que yo después de ver que ese cotorreo no terminaba, me pongo en modo detective de lo paranormal y empiezo, como quien no quiere la cosa, a otear para todos los sitios (más que nada por si eran los “demoños dojos”). ¡Ea!, miro patrás, miro palante, miro parriba, pabajo, pa un lao, pal otro lao… vamos, qué si alguien me ve en ese momento y no sabe el porqué de estos movimientos, se piensa que estoy ensayando una moderna coreografía de zumba en medio el Parterre jajaja … pero oyes, nada, que ni un alma por allí a esas horas.

Y como las voces seguían en todo su esplendor y formatos posibles: susurros misteriosos, palabras sueltas, frases completas con entonación incluida…e incluso de vez en cuando me llegaba alguna pequeña melodía improvisada…nada, ¡que no callaban! Y claro, con este panorama, os imaginaréis mi cara de póker y de querer convencerme de “que todo está en orden”. Ante esta situación, lo que pensé, es que a lo mejor era cosa de mi cabeza y que las neuronas se me habían ido de fiestuki estando todas ellas haciendo botellón dentro de mi sesera, que pa eso era jueves y los jueves las cabezas hacen cosas muy raras jajaja… aissssssss, si es que otra cosa ya no se me ocurríaaaaaaaaaa.

Pues nada, más blanca que un polo de horchata y con el alma en vilo, llego a casa, y al ir a quitarme el bolso toa temblona y dejarlo caer en la mesa… entonces… entonces ¡TACHÁÁÁÁÁÁÁNNNNN!!!! … Misterio resuelto… ¡Que las voces salían de mi bolso!!!… que no era la Ouija, ni el Más Allá, ni nada paranormal… el” fantasma” en sí, estaba dentro de mi bolso…y no era otro que mi señor móvil con la radio puesta jajaja, ¡casi ná lo del ojo y lo llevaba en a mano!!!!… ¡pabernos matao!!

Y es que, después pensando pensando, (que conste que a veces yo también pienso), he atado cabos y resulta que al salir de casa para hacer los recaos diarios, me ha dado por enganchar la radio para escuchar las noticias (y también un poco de cotilleo/salseo que nunca viene mal), pero al entrar a por el pan me he quitado las orejeras (osease los auriculares) para hablar con la dependienta. Sin embargo, al salir de la panadería, ya no recordé volver a ponérmelos de nuevo en las orejotas, naturalmente, la radio ha seguido a su santa bola con el consiguiente e interminable chu chu chu… y claro, como una va por la vida como si no pasara nada y en modo “ya si eso luego”, ahí estaba yo paseando tan tranquila con la banda sonora del más allá saliendo del bolso como si llevara al pobre Iker Jiménez enlatao…. ¡ainsssssssss Manolo como están las cabezas!!!

En fin, qué le vamos a hacer, ¡cosas que pasan!… si es que el calor y yo no nos llevamos muy bien que se diga, no somos almas gemelas… bueno siendo sincera, ni el calor, ni el despiste, ni los jueves, ni las radios con autonomía propia, ni nada de nada.

Por eso siempre digo, que nunca hay que subestimar el poder del verano.

De ahí qué, si un día buscáis en el diccionario: tontolaísmo a nivel experto o también conocido de como estar más despistá que una cabra en un garaje, seguro, segurísimo que salgo yo de la mano del tórrido calor veraniego con mi episodio tó paranormal y misterioso, ni más ni menos jajaja… ¡sí, sí exactamente tal cual!

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