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Uno del Pueblo
Acontecimiento discreto y humilde tuvo lugar en Daimiel el pasado fin de semana. Resulta que nos reunimos hasta una treintena de antiguos alumnos de Daimiel en torno al Instituto que nos instruyó, educó y formó en todos los ámbitos que la pedagogía y los profesionales de la educación nos transmitieron, con respuesta recíproca por parte de aquel alumnado que hoy peina canas o lucen brillantes cráneos desprovistos de melena.


De “ayer” a hoy, cincuenta y cinco años después, volvimos a pisar el escenario de una de las etapas de nuestra formación. Alumnos de entonces, hoy expertos en distintas facetas profesionales, repasaron historia juvenil entre aulas que aun persisten, salón de actos, auténtico teatro que aun conserva en sus asientos las chapas numeradas elaboradas por los componentes de nuestras promociones. Anécdotas emotivas o risueñas, surgían sobre la marcha, con recuerdos que brotaban desde la añoranza cargados de entrañable bienestar, que por momentos nos hicieron sentir felices. Qué tiempo tan feliz que nunca olvidaré…



Utilizando el argot taurino, una cuadrilla amplia de “sobresalientes”, celebramos tamaña reunión, casi todos alumbrados entre el cincuenta y tres y el cincuenta y cinco, estudiantes de todo nivel, todos con especial sentimiento daimieleño arraigado desde una buena relación o amistad casi cincuenta y pico años después. Gran ambiente, entrañables conversaciones entre gente educada y de profundas convicciones, de otras épocas. Qué mayores somos y qué jóvenes nos sentimos. Hay que repetir, curso no, reunión.


Mecánicos, profesores, escritores, empresarios, agricultores, músicos, agentes del orden, algún diplomático, algún científico…, más o menos treinta “personajes” en busca de nosotros mismos… “Wily”, “Pernales”, “Boris”, “Paco el Gangster”, “El Pica”, “Meligan”, “Becerrín”, “Ñoño”, “El hijo de Cielo”, “Merilla”, “Torrezno”, “Nini”, “Fernan”, “El nieto de Zoilo”, “Guti”, “Luismi”, “Juancar”…, entre otros motes ilustres que conforman nuestra historia inolvidable, con mucho aun pendiente de hacer…

Visita al ITEM, Instituto Técnico de Enseñanza Media, así denominado in illo tempore. Allí surgieron de nuevo anécdotas y recuerdos, desde las privilegiadas memorias de algunos de los presentes, con detalle preciso en sus comentarios al pasar por las diversas dependencias que en otro tiempo fueron nuestro Instituto. Recuerdos de cuadros de honor, alternados con recuerdos de alguna que otra picia. Y susto, susto grande al encontrarnos con la bruja y su caldero, entre ratas y telarañas, en lo que en nuestra época fue salón de actos y hoy alberga al Centro del Agua. Qué susto nos dio la “Bruja Avería” al toparnos con ella sin esperarla…

Por suerte, el sobresalto se pudo paliar de inmediato. La generosidad innata de Julián Aguirre, “Willy” para los colegas, nos sorprendió con agrado al ofrecernos a pie de parque variado aperitivo desde la frescanza natural de un par de espuertas con cachos de hielo que cubrían botellines y vino del lugar, todo a punto rústico, tapado con un par de trapos. Qué ricas le salieron las tortillas… Gracias Willy, te queremos…



No faltó con anterioridad detalle floral para Edith Bedin Oviedo, directora actual del Instituto que se prestó como buena anfitriona para mostrarnos y explicarnos la actual instalación educativa y sus reformas posteriores. Gracias Edith.


Inmejorable ambiente en la pitanza final de Las Brujas. Alguna barriguita que otra, con mezcla de tipitos de torero en activo, otros ahí por lo mediano, la media más que saludable, no faltaba prototipo de españolito normal, que a estas edades no está nada mal. Entre sopa Daimiel, faltaría más, ventrescas, cochinillos, pitos y flautas, de nuevo afloraron historietas, chascarrillos, peripecias y cuchufletas, con guateque mental recreado por algunos con elefántica memoria e ingenio creativo de difícil aplicación en estas edades.



Esta fiesta informal, fue prolongada con la invitación de todo un personaje especial, ausente pero presente entre nosotros. Desde allá donde se encontrara convidó a “chuchos” y “borregos”, en ambiente “brujo” con sabor a Daimiel, a una copita final degustada a su salud, buena ventura y prosperidad. Ignacio Martín – Consuegra se halló entre nosotros. Fede, Justino, Emilio, José Javier, Crisan…, disfrutones en la otra vida, también estuvieron con nosotros, en misa mañanera en El Cristo in memoriam. Nadie desaparece de nuestras vidas mientras se les recuerda.


Guiño final a la suerte con inversión en un décimo de lotería navideña, para no hacer tarde.

Fiesta entrañable, regusto que perdurará hasta la próxima reunión. Calificación máxima a esta cuadrilla de sobresalientes, honorables daimieleños por el mundo que dejan huella sembrando prestigio y valores, todos ahora tan felices y contentos reunidos en su pueblo.
Que viva esta cuadrilla… Y que viva Daimiel!
