CANCIÓN MARINERA

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Ángel Vicente Valiente Sánchez

Poner música a un poema es algo que cualquiera puede hacer. Basta con tener algunas nociones de composición, contar con una guitarra o un piano y sobre todo tener la audacia de hacer cosas descabelladas. Pero hacer que un poema resuene en los oídos de varias generaciones de españoles, como hizo Serrat con Miguel Hernández o Paco Ibáñez con Rafael Alberti, eso ya es otra cuestión.

En estos casos excelentes podemos atisbar que lo importante sigue siendo el poema. El cantautor cree haber añadido una melodía que estaba ya dentro del poema. Es decir, no ha añadido ningún cuerpo extraño. Cuando tarareamos la canción A galopar , según la versión de Paco Ibáñez, sentimos que hemos penetrado más en la esencia del poema de Alberti. Lo mismo cabe decir con las versiones que hizo Serrat de los poemas de Antonio Machado o aquella famosa e impresionante versión que hizo Victor Manuel del poema Asturias de Pedro Garfias.

Entre los cantautores que han musicado obras de grandes poetas debemos incluir a Luis Pastor. Este cacereño llegó a Madrid a principios de los sesenta y comenzó a vivir en Vallecas. A los dieciséis años compró su primera guitarra. A los diecisiete escuchó a Paco Ibáñez y descubrió la poesía. Comenzó cantando en la iglesia de su barrio (como tantos otros) y en centros juveniles.

Ha publicado veintidós discos, entre los que destacan, a mi modo de ver, Fidelidad (1975), Vallecas (1976) y Nacimos para ser libres (1977). Lo mejor de Luis Pastor sin duda han sido sus actuaciones en directo. Yo tuve la fortuna de verlo en Ciudad Real en 1980. El local estaba repleto de jóvenes, todos expectantes. Luis Pastor no nos defraudó. Todavía recordamos con emoción aquel concierto magnífico.

En el disco Fidelidad se incluye una musicalización de un poema de León Felipe, Canción marinera. Este poema pertenece a su libro Versos y oraciones del caminante, escrito en 1929. La poesía de León Felipe, aunque tuvo variaciones y evoluciones a lo largo de su vida, tiene siempre el impulso de lo sencillo y profundo. Sin adornos ni retórica, caminando hacia la verdadera realidad.

Sabemos que estamos ante un poeta grande porque nos atrapa y nos conduce a sitios desconocidos o nos hace ver lo desconocido de nuestro mundo habitual. Esto es lo que hace León Felipe en la mayoría de sus poemas. En el caso de su poema Canción marinera vemos que utiliza el ejemplo del barco y el marinero para sumergirnos en una realidad más profunda. Una realidad que nos rodea a todos, pero que muchas veces no sospechamos; acostumbrados como estamos a las cosas más inmediatas y urgentes.

Que el poeta sea de izquierdas o de derechas es una de las pamplinas con las que nos han tomado el pelo algunos gaznápiros. No, no y no. La poesía, la verdadera poesía está por encima de esas clasificaciones de oficinista. León Felipe es un gran poeta y eso basta. El texto del poema dice así:

Todos somos marineros,

que saben bien navegar.

Todos somos capitanes,

capitanes de la mar.

Todos somos capitanes

y la diferencia está

solo en el barco en que vamos

sobre las aguas del mar.

Marinero, marinero;

marinero, capitán,

que llevas un barco humilde

sobre las aguas del mar…

Marinero…

Capitán..

No te asuste naufragar,

que el tesoro que buscamos,

capitán,

no está en el seno del puerto,

sino en el fondo del mar.

No voy a hacer aquí, porque no es el lugar, un comentario sobre el poema. Solo quiero señalar que encontramos una palabra sencilla y profunda. No necesita recurrir el poeta a esos artilugios endiablados que nos tratan de vender algunos poetillas del arrabal. La poesía de verdad deslumbra por su claridad siempre. Basta con citar a los grandes poetas españoles.

Para terminar quiero aconsejar a mis amables lectores, especialmente a los jóvenes (si es que tengo jóvenes lectores) que escuchen detenidamente la versión musicalizada que hizo Luis Pastor de esta canción. Creo que no os va a defraudar. Sucede con estas canciones lo mismo que nos ocurre cuando volvemos a ver las grandes películas: lamentamos no poder verlas por primera vez. Esa es la sensación que tengo yo al escuchar de nuevo los discos de Luis Pastor. Lamento no poder escucharlos por primera vez. A los que los escuchen por primera vez, los envidio.

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